domingo, 12 de septiembre de 2010

Valió la pena

Pasaron tres semanas y no había tomado un día de descanso. La verdad es que en estos momentos atiendo compromisos académicos muy importantes, pues sé que más puertas se abrirán en mi campo profesional. Sin embargo, la jornada se hace cada vez más pesada, pero con optimismo y con el favor de Dios, siempre hay una respuesta.
Sin descuidar mis tareas, llegó mi día de reposar, pero en vez de acostarme a dormir más de ocho horas, opté por viajar esa noche hacia Pocrí de Aguadulce para apoyar al Encuentro de Jóvenes en el Espíritu (EJE), que es un apostolado que han adquirido un grupo de católicos, que son conocidos como la "Comunidad de Expansión". A través de ellos realicé una experiencia llamada "Escoge", la cual dio respuesta a muchas de mis inquietudes hace once años. En vista del giro que dio a mi vida ese programa, siempre que se presenta la ocasión de colaborar para que más jóvenes tengan esa oportunidad, que una vez me regalaron a mí, lo hago. Soy humano, el cansancio azota, pero en las Sagradas Escrituras el Padre Celestial nos dice: "Vengan a mí los que están cansados y agobiados, porque yo los haré descansar". Eso es una promesa divina y de eso estoy convencido. Allá en Pocrí, más de medio centenar de adolescentes tuvieron esta oportunidad de oro. Y digo de oro, pues lo que estos jóvenes vivieron quedará entre sus gratos recuerdos. Se abonó un semillero y tocará esperar los frutos. Al final del encuentro observé rostros de jóvenes gozosos y con una paz que sólo la da Dios. Ahora que lo recuerdo me erizo, y me llena de regocijo saber que si me hubiera quedado descansando no tuviera esta grata satisfacción que hoy me fortalece. didier.gil@epasa.com

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