viernes, 11 de febrero de 2011
Soñar con Biblia
Esta semana tuve un sueño que me ha dejado meditando. No recuerdo el lugar exacto, pero todo sucedió en un baño de varones. Sí, ese fue el escenario de esta experiencia.
Sucede que una persona en la empresa para la que laboraba llegaba a despedirse y confesaba que todo lo había perdido por culpa de una adicción. "Me despidieron porque tengo problemas con las drogas". Los que allí estábamos nos miramos los unos a los otros sin decir una palabra.
Aquel caballero apesadumbrado siguió compartiendo su carga, y mirando hacia el piso decía: "En estos momentos, necesito una Biblia, porque mi vida tendrá que cambiar".
Esa noche me preguntaba de qué escribiré en esta columna y la respuesta llegó. Antes de caer rendido tuve varias ideas, pero me desperté de madrugada y me quedé pensando en esta idea. Lamento no recordar quién era ni quiénes eran el resto de los protagonistas. Cosas de los sueños.
Lo cierto es que meditando en la vivencia expuesta volví a reafirmar lo que ya anteriormente había concluido. En la mayoría de las casas hay una Biblia, siempre o casi de lujo. Tal vez llena de polvo y abierta en un salmo. Así somos y hay que reconocerlo.
¿Por qué en los momentos de dificultad es que nos acordamos de que hay una palabra de aliento para nosotros en ese libro sagrado? Cierto, nunca es tarde, pero no hay que estar hasta el cuello en problemas para recurrir a ella y saborearla.
Como dicen mis superiores en edad: "El hábito no hace al monje". Puedes cargar una Biblia en tu mano, como un celular, pero, si no le has cogido amor a su contenido, te la podrás leer toda, y seguirás siendo la misma persona con la misma mentalidad. Es una decisión personal.
didier.gil@epasa.com
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