viernes, 11 de febrero de 2011

MEJOR TRATO




Como capireño que soy, siempre comparto las cosas positivas de mi distrito, pero en esta ocasión les presento una vivencia de mal gusto, y que ocurre en cualquier esquina del país, pero que debemos evitar, pues todo ciudadano debe tener presente que somos un país de tránsito y uno de nuestros fuertes es el servicio, es decir, una buena atención, entre otros atributos.
Cierta ocasión invité a un amigo a comprar carne asada y arepas a orilla de la Interamericana. La comida se veía y olía deliciosa. No recuerdo si tenía hambre en ese momento.

Lo cierto es que la atención del dependiente fue de la patada. Ese día me dije: no le voy a seguir la corriente, pues no me voy a poner a su nivel.

Se imaginan ustedes si ese día, como dicen por ahí, "anduviera con las sábanas arrastrando". ¿Cuáles serían los resultados? Es cierto que cada uno tiene su carácter, pero tampoco para que cuando se haga una pregunta te respondan con dos piedras en las manos.

En otro local de venta de pollos asados, hubo una señora que faltando pocos minutos para cerrar el establecimiento parece que descargó todo su estrés de la jornada. Simplemente le sonreí y le dije: "Yo no tengo la culpa de su enojo ni tampoco la he tratado con groserías".

La verdad es que es decepcionante lidiar con personas de este tipo, pues lo más seguro es que si uno se queja ante sus jefes, por lo menos les harán un llamado de atención o, en caso extremo, los despidan. Si los botan, entonces, esas personas son capaces de culpar a los clientes de sus malas rachas. No sé si en sus casas, tal vez, las cosas no andarán bien, pero si perdieran sus trabajos, serían peores.

Yo lo pienso así antes de actuar y analizo a las personas, pero cada cabeza es un mundo. Después, solo queda el arrepentimiento... didier.gil@epasa.com

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