Didier Hernán Gil | DIAaDIA
Al inicio de clases de este año, el pasado 28 de febrero, volví a madrugar para reportear. Recorrí varios centros educativos del distrito de Panamá y San Miguelito, y en algunos planteles encontré las mismas deficiencias que publiqué en años anteriores.
Tal es el caso de la Escuela Ciudad Santa Fe, en la 24 de Diciembre, en donde me ha tocado ver a niños en aulas improvisadas, recibiendo clases en las incómodas bancas dentro de una iglesia, pero esos pequeños hacen ese sacrificio para poder aprender. Eso todavía se ve en la capital. Bueno, espero que antes de que termine el primer trimestre de este año, esa población estudiantil se haya trasladado al plantel que aún no han terminado de construir.
Lo que más me llamó la atención de este día de cobertura fue la exigencia de algunos docentes, que estaban escritas en el pizarrón, por ejemplo, pedían lápices de colores 'preferiblemente' de esta marca o en tal lugar; una libreta que no tenga argollas, sino que sea empastada. Sin ánimos de denigrar a nadie, pues no es la intención de este escrito, yo me pregunto cuándo los estudiantes y padres de familia tendrán en sus manos la potestad para solicitar al Ministerio de Educación (MEDUCA) un maestro o profesor 'preferiblemente' comprometido con los alumnos que le toque atender, que no se ausente con excusas baratas, que esté en comunicación con los acudientes, que tenga una planeación excelente y que incentive a sus alumnos a alcanzar sus ideales. No quiero demeritar ni generalizar este concepto con todos los profesionales de este campo, pero esta observación denota que hay que palpar la realidad de cada comunidad educativa para entonces 'preferiblemente' ser exigentes. didier.gil@epasa.com
miércoles, 13 de abril de 2011
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